A través del altiplano boliviano

Después de los impresionantes paisajes del Sur Lipez, ha llegado el momento de descubrir el mundo rural boliviano. Volvimos al asfalto que atraviesa el altiplano. Con un bonus loco, cuando lleguemos a La Paz 

Parcours cycliste 1991143 - powered by Bikemap 

La salida de Uyuni era de arena pero fue más fácil de andar gracias a la lluvia de la noche anterior. Almorzamos en Colchani, el último punto turístico de nuestra ruta a La Paz.

Adiós adiós  turismo en masas!

Después de una tarde soleada pedaleando,acampamos bajo un  pequeño paso.

Un buen lugar para pasar la noche, al menos si no llueve

Mientras cocinábamos, el cielo se volvió muy oscuro, y los relámpagos cada vez más cerca. Cuando se hizo evidente que no escaparíamos de él, decidimos cavar trincheras alrededor de nuestras tiendas para protegernos del barro. En un apuro, utilizamos piedras o el pie, dejando la comida para más tarde. Finalmente, la tormenta nos golpeó con una lluvia torrencial. Después de comprobar que estábamos a salvo del agua que fluía, comimos en mi tienda, escuchando el apocalipsis afuera.

Buen provecho!

A la 1 am, nos despertó un grupo de granjeros que llegaron alrededor de nuestras tiendas. Cuando detectaron a  Martin chequeando qué es lo que está pasando fuera, se van. Nunca entendimos cuales eran sus intenciones.

Cansados por la corta y escalofriante noche, continuamos  luego de limpiar algunas de nuestras cosas que tenían barro. La carretera estaba en malas condiciones, con una docena de vados. A fin de mantener los pies fuera del barro, a menudo tenemos que pedalear con todas nuestras fuerzas, llenando nuestros equipos de tierra.

Después de la lluvia y de los camiones

Antes de la tormenta...

Por la tarde, el cielo se puso oscuro nuevamente. Terminamos atrapados en una tormenta con granizo en el altiplano, a 3.800m. Sin ningún tipo de árboles en la zona, éramos un pararrayos perfecto. En un momento, el cielo se ilumina antes de un tremendo trueno menos de un segundo después. Pedaleábamos aún más rápido, en busca de un lugar seguro. Nos detuvimos entre dos colinas y esperamos hasta que los rayos se alejen. Cuando la tormenta se fue finalmente, continuamos con un fuerte viento. Al anochecer, llegamos agotados en Río Mulatos. Después de un típico boliviano Completo (sopa + plato principal), nos fuimos a la cama temprano.

Al tercer día, el camino se puso mejor hasta Sevaruyo donde desapareció repentinamente. Un largo río nos separaba de la aldea.

Buscando una solución

Después de considerar la opción de cruzar sobre un puente del ferrocarril, utilizamos un puente peatonal de 1 kilómetro de más ,como nos sugirió un local. Antes de que llegue la tormenta diaria, encontramos un hotel que resultó ser tan sucio que usamos nuestro equipo de camping para mantenernos separados de los colchones.

Más agradable que el puente del ferrocarril!

Alojamiento en  Sevaruyo

Nuestra salvación temporaria llegó al cuarto día : después de 600 km de mal camino, finalmente volvimos a un dulce camino asfaltado.

Ultimos dolorosos kilómetros

Finalmente, asfalto!

Casi volamos hasta Huari, donde almorzamos con Delia, una agricultora de la quinoa local. Ella nos explicó que los bolivianos no comen mucho de esta semilla debido a los numerosos y laboriosos pasos de procesamiento necesarios con el fin de que sea comestible. La mayoría de la cosecha es comprada por las grandes plantas industriales de procesamiento que lo exportan por razones económicas evidentes.

Campos de Quinoa en el altiplano

Después de esta pausa informativa, terminamos nuestro día en Challapata, donde nos encontramos con una familia francesa viajando por el mundo durante un año. Impresionante punto, los padres están enseñando todo el material escolar a sus hijos, para que puedan seguir una escolarización normal una vez que llegan a París.

El retorno del asfalto teóricamente significa que estamos de vuelta en la civilización. A la mañana siguiente, en una estación de peaje, un policía discutiendo con el empleado nos detiene:
"Tu hablas español? Pasaporte!".  Luego de un par de preguntas, "Yo sólo soy un policía, pero el empleado está pidiendo 3 bolivianos (CHF 0.50) para el peaje. En realidad, podría ser de 3 o 5 bolivianos". Encontrando todo esto muy extraño, porque no teníamos que pagar nada en la estación de peaje en Huari, fui a la cabina y pedí ver la ley de paso para las bicicletas. Silencio. De repente, un coche llegó detrás de mí: "Hey Felipe Qué tal!?". Un aldeano con quien hablé un rato el dia anterior me reconoció desde su camioneta. El policía y el empleado se miraron uno al otro. "Ok, pueden pasar, andando!". Entretenidos por esta primera estafa fallida, ponemos rumbo a Poopó, donde llegamos alrededor de mediodía. Disfrutamos de la tarde, antes de la tormenta diaria, jugando fútbol de mesa bajo la curiosa mirada de los niños de la localidad.

Al día siguiente, partimos temprano después de comer un Completo para el desayuno. Debido a que no llegaríamos a Oruro al mediodía y es difícil comer fuera de las horas normales de almuerzo, paramos a las 10:30 am en Machacamarca para otro Completo.

Machacamarca puerta de entrada

El sentido de los negocios de Bolivia es peculiar ya que terminamos pagando el mismo precio por un completo (Séb) o sólo el plato principal (Martin y yo). Llegamos en la mitad de la tarde a Oruro donde descansaríamos el día entero. Fue la primera vez en Bolivia, donde vimos un buen restaurante donde pudimos elegir nuestro menú. Por lo tanto, nos dimos un gusto con saludables hamburguesas y pizzas a fin de cambiar nuestra habitual dieta de carne de llama.

Después del corto descanso en Oruro, empezamos de nuevo en dirección a La Paz. La futura autovía de 4 carriles entre La Paz y Oruro se encontraba en construcción y el tráfico era cada vez más denso. Afortunadamente, parte de la carretera ya estaba construida, pero aún sin tráfico, lo que nos dio una pista privada para bicicletas, lejos de los agresivos conductores de autobuses.

Nuestro bici carril

Durante la pausa del almuerzo en Caracollo, también tuvimos una buena visión general de la higiene en las zonas rurales de Bolivia.Un camión estacionó, el conductor salió y, "oculto" detrás de su camioneta, orinó en él con nosotros comiendo justo al lado antes de sentarse en una mesa vecina.

Al final de la tarde, hicimos un pequeño descanso en Konani. Mientras estábamos comiendo alitas de pollo, dos chicas jóvenes se reían de Martin quien las saludaba. De repente, una de ellos se acercó a él: "Regálame plata!". Un poco sorprendidos por ésta "corrupción cultural" y después de intentar sin éxito encontrar alojamiento, decidimos empujar hasta el próximo pueblo.

Una vez en Lahuachaca, visitamos un "hotel" en mal estado. El suelo de la habitación estaba lleno de tierra y las camas sucias. Cuando le pregunté por el cuarto de baño, el dueño me muestra el patio. Sorprendido, le pregunté de nuevo y él me mostró un canal, de 5 cm de profundidad en un extremo del patio, visible desde todas partes, que fluía detrás de una pared: "Lo limpié esta mañana!". Decepcionados, encontramos otro hotel, que estaba desgraciadamente cerrado. Después de preguntar a un vecino sobre el propietario, empecé a caminar en el pueblo para encontrarlo. Finalmente, un aldeano amistoso en moto me levantó y me llevó a la persona adecuada. Lo que parecía un bonito hotel de afuera estaba todavía en construcción, pero estábamos tan cansados, que decidimos quedarnos allí.

A la mañana siguiente, me desperté alrededor de las 6 am por el propietario, que estaba caminando en su conjunto de construcción. Después de un rápido desayuno, nos pusimos en camino. En algún momento de la tarde, pasamos por una casa con unas cuantas vacas. De repente, dos perros vinieron corriendo y agresivamente siguieron a Martin que trataba de repelerlos con el pie. Uno de ellos incluso saltó y mordió uno de los bolsos traseros de Martin, haciéndolo ir hacia Séb. Evaluamos el daño una vez que se fueron.

"Un buen perro es un perro muerto" (Franfouet, un compañero turista en bicicleta)

Tuvimos la suerte de que no mordieron el pie de Martin (que no está vacunado contra la rabia ...)! Un joven viajaba en su bicicleta en la dirección opuesta. Lo observamos, sólo para ver su reacción. Cuando llegaron los perros ladrando, inmediatamente se detuvo y puso su bicicleta entre los perros y él. Luego corrió hacia ellos y tomó rápidamente unas piedras para atacar a los perros. Fue un movimiento inteligente: los perros se escaparon.

Viajando en el camino en construcción (sin tráfico), llegamos a la entrada de Villa Loza-Tolar. Por desgracia, el camino en el que estábamos terminó abruptamente, cortada por una enorme zanja de drenaje. Después de pedir permiso a un pastor cercano, cruzamos un pastizal. Una vez que llegamos a la carretera actual, nos pidió un "regalito" (pequeño presente). Un poco confundido, le propongo una foto de grupo. Parecía sentirse solo y quedó encantado con la imagen, aunque aún pedía a Martin varias veces un poco de dinero para comprar alcohol ...

El pastor

Una vez en el pueblo, dormimos en un acogedor pero asequible hotel donde se hospedaron muchos VIP Bolivianos (incluyendo Evo Morales).

En nuestro último día a La Paz, no tuvimos más opción que andar por el camino actual, con una gran cantidad de tráfico. Después de unas horas de fumar los gases de escape, llegamos a El Alto, un barrio de La Paz. Desafortunadamente, la fecha era marzo 6, la celebración anual de la ciudad. Muchas carreteras, incluyendo la entrada de la autopista a La Paz, se bloqueron. Buscamos una ruta alternativa y terminamos andando por las pequeñas calles de La Paz, con pendientes del 18%. Estamos impresionados por las colinas sin fin pobladas y empinadas de esta ciudad vertiginosa.

Mejor que tengas buenos frenos!

Impresionantes colinas

El agua de La Paz, tomada de un río contaminado por una mina cercana.

El perro de Bob Marley, encontrado en La Paz, Bolivia

Nuestro llantas ardían al final de estos descensos, cuando llegamos a la Casa de Ciclista.

BONUS!
Después de 1 día de descanso, decidimos subir al Huayna Potosí (6'088m), uno de los más "fáciles" (entiéndase "menos difícil") cumbres de 6'000m de América del Sur. Salimos a esta expedición en un equipo de 5 personas, con  3 guías profesionales (y divertidos) de Altitud 6000.

Huayna Potosi, vista desde El Alto

En el primer día, entrenamos usando la piqueta y caminando /escalando con crampones sobre el hielo, cerca del campamento base (4'750m).

Practicando en el hielo (con Joel, nuestro compañero sueco)

Martin en un ascenso vertical

En el segundo día de caminamos hasta el Rock camp (5'130m), llevando todo nuestro equipo.

Primera caminata en una cresta

Nuestros guías: (de izquierda a derecha) William alias Wallace, Juan Jose alias Juancho and Ismael alias El Pollo

Juancho, el fundador de Altitud 6000

El campamento lleva bien su nombre

Finalmente, el tercer y último día empezamos en la noche a las 1:30 am, equipados y encordados. Aunque llevábamos lo estrictamente necesario en las mochilas, el ascenso fue difícil y lento. La falta de oxigeno era agotadora y conseguir un buen ritmo de escalada no era fácil. Al salir el sol, estábamos en nuestros últimos 100 metros de subida.

Amanecer sobre las nubes

Escalando los últimos 100 metros

Algunos andinistas ya están bajando

Mantenerse arriba con buen humor!

Ultima cresta

Ya casi llegamos!

Cuando llegamos a la cima, el sol ya estaba arriba y rágafas de viento nos empujaban suavemente. A la derecha, un vacío de 1.000 m, y solo 200 m a la izquierda. El vértigo complica a  Séb y Martin, sin embargo continúamos y todos llegamos a la cima!

Huayna Potosi, 6.088 m!

El descenso es más complicado

Con nuestros guías y el equipamiento, estamos a salvo!

Ahora, todos estamos a salvo en La Paz y descansamos antes de nuestra penúltima etapa en América del Sur: La Paz-Cuzco!

Sintiéndonos como en Fribourg, comiendo una Fondue Suiza