Chilecito, La Rioja, Argentina, le 4 de diciembre de 2012

Un paseo en los Andes

Comenzamos en San Juan llenos de energía, con el objetivo de cruzar la frontera de Chile para renovar nuestra visa de 90 días y así poder regresar a Argentina. Esto no sería sencillo, el paso más cercano está a 4753 metros…

Parcours cycliste 1910296 - powered by Bikemap 

Al cabo de algunos kilómetros, conocimos a Helmut, un alemán que intenta llegar a Bolivia. Su visión del viaje es completamente diferente de la nuestra: él viaja sólo, en una bicicleta de carrera, rara vez se detiene en ciudades y le encanta el desierto. Viajamos juntos un tiempo hasta Talacasto, un pueblo con un restaurante y dos casas abandonadas.

Luego dejamos la ruta 40 y avanzamos hacia Las Flores, donde Heidi, una amiga Argentina, amablemente nos prestó su cabaña. Pero aun así, un camino completamente desierto nos esperaba a unos cien kilómetros de allí, con una altura de 2672 metros. Heidi nos había informado muy bien dibujándonos un mapa, y nos alertó: "El árbol más alto que van a encontrar tiene la altura de mi hombro". Ella efectivamente tenía razón. (Su estatura es media).

No era posible realizar el ascenso en un día y decidimos acampar a unos metros del camino, ocultos de los automóviles, en una vista espléndida. Lejos de todo, el cielo es impresionante.

Campamento al lado de la ruta a Paso Colorado (de noche, larga exposición)
El final del ascenso es difícil, buscamos desesperadamente un lugar con sombra para almorzar. Finalmente comimos al pie de un acantilado donde nos cubría una fina línea de sombra que fue reduciéndose hasta desaparecer. Nos vimos obligados a beber el agua de cocción de la pasta para no perder el oro azul.
Martín y Seb en carrera
Por todo el camino vimos pasar cientos de mini convoyes, cargando todo tipo de cosas: excavadoras, prefabricados,  gigantescas piezas de recambio, cantidades fenomenales de gas. También pasamos convoyes de colectivos que transportan a los trabajadores de las minas (normalmente trabajan 14 días en la mina y regresan a la ciudad a descansar otros 14 días). Cada vez, esos convoyes van precedidos por una 4x4 con una luz intermitente que anuncia la cantidad de vehículos que siguen, lo que nos daba tiempo de detenernos a un costado del camino para dejar pasar a esos monstruos.  Los conductores eran muy amables y nos saludaban con un amigable (y ensordecedor) bocinazo.
Convoy con destino a una mina
Uno de los cientos de convoyes
En el paso, en lugar de un descenso con una vista deslumbrante de Los Andes, hay un salar completamente plano. Un camionero nos ofrece agua que no podemos despreciar, nuestra provisión empieza a escasear.
Paso El Colorado, 2672 metros, último obstáculo de la Pre cordillera
Espléndida pendiente a Iglesia, con la primera muralla cordillerana de fondo
Al atardecer llegamos a Las Flores;  gracias a la generosidad de la familia Babick dormimos en una Bonita cabaña en el centro del pueblo. El vecino Omar, que tiene un almacén de comestibles nos abrió la casa y entregó la llave. Este lugar será la base de nuestro campamento para el ascenso a 4700 metros. Un gran agradecimiento a la familia Babick por la confianza para prestarnos su casa!
La cabaña, base de campamento de nuestra expedición al Paso de Agua Negra
En el pueblo, los oficiales de migraciones nos tienen malas noticias: para extender nuestra estadía en Argentina por 90 días más, necesitan el sello de entrada y salida a Chile. De todos modos, la frontera de Chile está  100 km después del paso. Los oficiales nos sugieren una solución simple, que finalmente aceptamos: no renovar nuestra visa y abonar una suma de 300 pesos argentinos (60 dólares) de multa cuando abandonemos el país. Es la misma suma que debería abonarse en la oficina de migraciones…

Estábamos preparados mentalmente para ascender el mítico paso, considerado uno de los más bellos en la región. Incluso si esto no resolvía nuestro problema de permanencia, decidimos continuar. Partimos con 40 litros de agua, mucha comida y mucha motivación.
Puesta rumbo a la frontera chilena
El primer día es muy caluroso. Cerca del mediodía y luego de una larga subida, descubrimos casetas de obra. Estos pertenecen a "Mapal", la empresa constructora a cargo del mantenimiento del camino. Les preguntamos si era posible tomar un refrigerio a la sombra de las casetas. Un obrero nos dijo que estaríamos mejor en una bajada con árboles a 3 km de allí. Confirmamos que la distancia es realmente 3km, no 5 o 10, él afirmó que encontraríamos fácilmente el punto más bajo del descenso. Mencionado punto, por supuesto no tenía árboles, y maldijimos la falta de consideración de los obreros.

Algunos kilómetros más tarde, arribamos a "Guardia Vieja", un puesto de control de la frontera. El oficial Solís es un hombre corpulento, con buena predisposición, pero no para ser engañado. Él le grita a Akira, quien no sabía que debíamos detenernos en el puesto de control: "Eeeh Chino, pará!". Luego de chequear nuestros pasaportes, conversamos con el oficial Solís y su compañero por un momento, y nos sugirieron que acampáramos un poco más alto, en un sitio llano y con hierba. Solís no conoce exactamente la altura pero pudo decirnos que estábamos a unos 3000 metros, basándose en el promedio de altura que le dan los turistas al pasar por allí. Le pregunté si era seguro beber agua del próximo río: "Por supuesto!". Dos minutos más tarde le hice la misma pregunta a su compañero y dijo: "Definitivamente no!"

Al llegar al sitio sugerido hay un pequeño refugio en la entrada de la montaña que es parte de una mina. Un hombre nos está mirando desde el umbral de la puerta y le pido permiso para colocar nuestras carpas contra la pared para protegernos del viento. Treinta segundos más tarde, nos invitan a dormir en el refugio, en camas con colchones. Nuestros anfitriones son maestros de San Juan, miembros de un club de andinismo, muy aficionados a la naturaleza, a la pesca y a la altura. Cuando le pregunto si no estamos incomodándolos para dormir, Walter responde terminante: "Somos compañeros de la montaña, ustedes con la bici, nosotros a pie. Son bienvenidos acá".
El equipo del "Club Andino Mercedario"
Pasamos una noche estupenda con ellos, conversando sobre la ruta que nos espera; ellos tienen varios logros deportivos en Argentina. Nos ofrecen unas hierbas aromáticas de la montaña, con olores y propiedades curativas increíbles.
Gran atrapada en la frontera Argentino-Chilena
Suiza - Argentina: 0-1
Planeamos que el ascenso del segundo día fuese corto. Nos permitimos guardar la fuerza máxima para el último día, mientras no durmiéramos a demasiada altura para evitar el "mal de altura". Una curva siguió a la otra y pasamos innumerables camiones de mantenimiento en la ruta. En algunas partes la pendiente es superior a 12% lo que torna muy difícil la subida con 60 kg en la grava.

Hicimos picnic en una cavidad para evacuar el agua bajo la ruta, con la intención de mantenernos lejos del sol por unos minutos, ya que nos golpea muy duro a pesar del frío.
Área de descanso en altura
Luego de un laborioso ascenso llegamos a un llano estrecho, Martín tiene su primer pinchazo. Repararlo lleva unos minutos, pero incluso con una bicicleta dada vuelta en la ruta a 4000 metros de altura, ninguno de los trabajadores de Mapal se detiene a ofrecernos su ayuda. Esto definitivamente nos  pone en mutuo acuerdo respecto de la constructora. La verdad es que habiendo sentido tanta generosidad por parte de los argentinos, estamos un poco sorprendidos por esta falta de cortesía.
12% grados en ruta de grava, k.o.!
Experiencia del primer pinchazo de Martín
Minutos más tarde alzamos nuestras carpas detrás de una gran roca a una altura de 4000 metros.  Tan pronto como el sol se pone, se torna muy frío. Aquí la luna llena y el escenario en el que nos encontramos es simplemente mágico, podemos ver como si fuera pleno día, y estamos rodeados por imponentes montañas.
La gran roca que nos protegería del viento
Camp II, alias "Costa de Marfil", 3950 metros (a la luz de la luna, larga pausa)
Mate a 3950m
Mate a 3951m
Mate a 3950m
En las primeras horas de la mañana (5:30 am), la temperatura ronda los 0º, levantamos campamento y desayunamos pan con un refrigerado dulce de leche. Para cortar el frío solamente necesitamos música Ivorian! Retomamos la marcha y estamos listos para enfrentar el  paso.

Atmosfera Africana durante el desayuno a 0º C
Bien protegidos del viento y del sol
Durante la noche, el viento cambia su dirección y tenemos una corriente contra nosotros de 50 km/h.
Dandi y ciclista posando frente a una montaña de 6000 metros de altura
Pelotón en la ajustada formación
Séb y su cono de helado a 4300 metros
A una altura de 4400 metros se anuncia la proyectada de un túnel. La continuación de la ruta, lógicamente, será peor. Nadie quiere mantener una carretera que no será usada en breve. Llegamos con dificultad al final del valle y paramos a comer, pero ninguno de nosotros tiene verdaderamente hambre, son los síntomas físicos de la altura. Los grasosos chorizos no le apetecen a nadie y vamos a una caja de sardinas que untaremos sobre el pan.
Majestuoso valle

Última recta antes de dejar el valle
A una altura de 4500 metros, claramente sentimos los efectos de la altura. Leves nauseas, falta de apetito, dificultad para respirar incluso estando quietos. Por mi parte tengo una pequeña jaqueca, como una resaca que ha bloqueado mis fosas nasales. Tengo una pequeña botella de oxigeno para emergencias, pero no la necesitamos.
Última recta antes de la curva final
Los últimos quince kilómetros son de suma belleza. La ruta asciende rápidamente desde el valle en tres líneas formando una ¨Zeta¨, con escenarios que embelesan. No hay árboles o plantas para ver, sin embargo la montaña puede ofrecernos todos los colores: verde, amarillo, rojo, negro. Esta Zeta final es indudablemente la parte más espectacular de nuestra ruta.
Segunda curva de la Zeta, la ruta asciende rápidamente y revela paisajes espectaculares
Segunda curva de la Zeta, nos sentimos insignificantes a lado de la montaña
Segunda curva de la Zeta, vitoreamos los últimos penitentes del invierno
Akira saluda desde la segunda curva
Última curva de la Zeta, la más difícil pero la más increíble
Restos de un glaciar esculpido por el viento en dos figuras llamadas "Penitentes". Al principio divisamos algunas de ellas, mas tarde se convirtieron en un ejército cubriendo uno de los lados de la montaña.
Quince mil penitentes y un Normando
Penitentes, figures de hielo esculpidas por el viento
En los últimos dos kilómetros, el viento en contra se volvió terriblemente más fuerte y no teníamos ánimo de tomar fotografías. Sólo la acción de empujar las bicicletas era un gran desafío. Finalmente llegamos al paso al final del día. No pudimos quedarnos demasiado en la cima porque el frio y la violencia del viento nos impedían aferrarnos a cualquier cosa. Pero por sobre todo no queríamos quedarnos atrapados a esa altura al anochecer. Sin embargo tomamos algunas fotos para recordar este memorable momento.

El cartel que indica la frontera, rajado por el viento de una manera insólita
El "levantamiento", figura difícil de realizar a gran altura sumada la violencia del viento, para honrar a los Cyclogastons
Nada mal para el segundo Paso de su vida!
El descenso duro unas 4 horas. En los primeros kilómetros, el camino está en pésima forma por lo que tuvimos que pedalear tan rápido como un paseo tranquilo. Finalmente llegamos a Las Flores por la noche y exhaustos caímos en nuestras camas. Este día ha sido seleccionado por el equipo como "el día más difícil de todo el viaje"…  al menos por ahora.

Dejamos Las Flores dos días más tarde, en paseo precioso a través del cañón. Antes de entrar en él pasamos por un lago artificial, formado por el dique Cuesta del Viento, bien conocido por su viento y kitesurfers.
Posición Yoga de ciclista, desde ahora un clásico para las bajadas
Caliente y seco…
Lago bien nombrado dique Cuesta del Viento

Llegamos a San José de Jáchal y dormimos en un baratísimo hotel. La mañana siguiente, luego de algunos kilómetros bajo la lluvia, un auto violentamente se pone junto a nosotros. El conductor baja la ventanilla y nos dice que la ruta que seguimos no nos llevara a ningún lugar. El pueblito en el que termina la ruta es tan pequeño que es difícil imaginarse que harían allí turistas. Luego de un giro en U estamos de regreso en la ruta correcta. Como comandante de la cartografía me hago enteramente responsable de este desvío (que, por supuesto, quería hacer).

Un poco más tarde, corremos hacia una pareja francesa de viajeros ciclistas (su sitio web). Como ellos vienen viajando desde Lima y nosotros vamos hacia allá, nos dan información muy útil.
Fin del día antes de llegar a Guandacol
Sutil mezcla de verdes y rojos antes de la villa en el valle
Dormimos detrás de una estación de servicio en Guandacol, atendida por una amigable familia. A las 5 am nos despierta un grupo de adolescentes que terminaban su fiesta en el estacionamiento.

La mañana siguiente teníamos la opción de comprar agua y pan en un "mini kiosco" situado en Porto Alegre. Cuando llegamos al pueblo no nos tomo demasiado tiempo darnos cuenta de que debíamos sobrevivir con lo que encontráramos en la tienda. El almacén, en realidad un agujero en la pared de la casa, tenía solamente cinco paquetes de galletas, chicles y coca. Como no había agua, compartimos tres litros de coca antes de recomenzar. Y remplazamos inteligentemente el pan por galletas.

Pedaleamos un poco más en una vivida tierra roja, cuyo color se intensificaba por el paisaje en el sol. Cactus gigante completa el magnífico escenario.
Cactus gigante a lo largo de la ruta
Final del día en el rojo
Acordamos acampar cerca de la ruta, con una increíble noche de cielo estrellado lejos de cualquier polución.
De noche, con larga exposición, el arco de luz es la lámpara de cabeza de Akira que merodea por ahí
Al  crepúsculo Akira es despertado por un burro, obviamente sorprendido por la presencia de tres carpas en su camino diario de pastar. Por mi parte me levanté con el sol. Tenemos un paso a 2000 metros para cruzar pedaleando cuesta abajo a Chilecito por un merecido descanso. Una vez más el camino al paso no está asfaltado.
Acercándonos al paso, afortunadamente, porque estoy empezando a sentir mucho calor!
Ultimas curvas antes del paso
Séb esta alterado por los huecos que tiene el camino.
Llegamos a Chilecito bajo un sol abrasador. La Rioja, una de las provincias más calurosas en Argentina, hace honor a su reputación. El siguiente desafío es encontrar un camino a continuar a pesar de este intenso calor...

Muchas gracias a Anahi por la traducción. San Juan es la provincia la mas linda de Argentina.

2 comentarios:

  1. Séb! el chamuyo es lo que mejor aprendiste en mi país!! jajaja. Fue un placer, pido disculpas por la demora nuevamente. Queremos ver más travesías!!!Abrazo para los tres.

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  2. Hola chicos. me alegro que estén bien.
    Desde acá de San Juan le enviamos un saludo afectuoso, el grupo que compartió algunas horas con ustedes en el refugio de arrequintin en el camino del paso de agua negra. Esperamos tener pronto noticias de ustedes. Un abrazo. José, Walter, Leonardo, Omar, Rolando y Orlando

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