Lima, Peru, le 6 de mayo de 2013

Nuestros últimos días en América del Sur

 Cruzámos el desierto de Nazca y llegamos al Océano Pacífico en Paracas. Finalmente llegamos a Lima, la última etapa del viaje en América del Sur. Antes de decir Adiós al Hemisferio Sur, dejamos nuestras bicis para un pequeño recorrido a través de Iquitos para descubrir el increíble mundo del Amazonas...

Partimos de Nazca bajo un sol abrasador. El camino es monótono y rara vez pasa por aldeas. Tan pronto como salimos del lecho del río, sin vegetación, sólo arena. Uno podría sentirse como montando en África del Norte
Saliendo de Nazca, con algunos geoglifos a la izquierda.
Alrededor nuestro, arena.
La llegada a Paracas es un momento culminante: después de 6.000km, por fin divisamos el Océano Pacífico. Obviamente, tenemos que nadar con medusas y pelícanos! Nos quedamos por unos pocos días, con el fin de descubrir las islas Ballestas y la reserva natural de Paracas, donde la naturaleza se manifiesta en su máxima belleza.
Akira y Popeye después de nadar en el Océano
La banda de Pelicanos, Reserva  natural de Paracas 
Costa del Pacífico, Reserva natural de Paracas
Reserva natural de Paracas
Martin andando en la Reserva natural de Paracas
Reunión de Aves, islas Ballestas
Leones marinos durmiendo bajo el sol, islas Ballestas 
Poco antes de Chincha Alta, nos encontramos con un grupo de jóvenes alegres y pasamos la tarde tomando con ellos.
con  César, José y Umberto
Autopista a Lima
Séb en el medio del tráfico antes de entrar a Lima
Bonus: nuestro viaje a la selva. Teniendo en cuenta que sería una lástima dejar América del Sur sin haber experimentado la humedad y los mosquitos de la selva amazónica,  salimos en un viaje de 3 días a una cabaña situada en un afluente del río Amazonas.

Para llegar allí, primero volamos a Iquitos, una ciudad única que nos da una mezcla de sentimientos. De hecho, es difícil decir si el lugar es una metrópolis o una pequeña aldea en el medio de la selva. Y en realidad, las dos descripciones son verdaderas, ya pesar de sus 500.000 habitantes, la ciudad no está conectada a ninguna otra ciudad por carretera, aislada en medio del bosque.
Iquitos, una increíble ciudad, sólo accesible por avión o bote
La gente aquí vive sobre el agua
Nos embarcamos a bordo de un viejo bote de metal propulsado por un potente motor fuera de borda y navegamos en el Amazonas durante unos 100 kilómetros antes de navegar hacia un pequeño afluente. Estamos alojados en una casa de madera construida sobre el agua. De hecho, en esta temporada, toda la cuenca del Amazonas se inunda y casi no hay tierras emergentes.
Nuestro alojamiento, en un afluente del Amazonas
Tarántula en el techo de nuestro hotel
En la búsqueda de Delfines,en el río Amazonas
Edwin, nuestro guía, nos lleva en la naturaleza exuberante en una canoa. Vamos a un pueblo y conocemos al chamán local que nos presenta una botella de Ayacucha, una bebida a base de plantas con características altamente alucinógenos. Saliendo de su casa, nos encontramos con una serpiente Bothrops atrox, conocida por ser la más mortífera en la región. Sin embargo, esto no parece impresionar a Edwin, quien la inmoviliza y con una ridícula y pequeña madera del suelo la obliga a eliminar su veneno.
Edwin tranquilamente le quita el mortal veneno a la serpierte Bothrops Atrox 
Este tipo de encuentros es  la razón por la cual no es recomendado agarrarse de los árboles
Una noche, remamos hasta el pueblo vecino para probar el licor de caña de azúcar destilado localmente. Abraham, el capitán del barco, habla con pasión de Perú. Trabajando como un capitán de barco en el Amazonas para una gran compañía petrolera, su trabajo es llevar a los trabajadores a los pozos de petróleo que a veces se encuentran en el interior de la selva. Por lo tanto, conoce el río y sus afluentes como la palma de su mano, y tiene un montón de historias fascinantes que contar.
Zona de juegos para los cazadores de animales salvajes
Pequeña rana viajando con nosotros en canoa por un rato
Araña "Goliath" reposando bajo nenúfares
Ok, mi  sonrisa es un poquito tensa...pero en mi defensa, es una tarántula!
Admirando la similitud de  los dientes!
Tres pescadores locales encontrados cerca de nuestra aldea
Buena pesca de Pirañas

Tarántula, Iquitos
Martin, que finalmente llegó a darse cuenta de lo fantásticos que Akira y yo somos, decide continuar la aventura con nosotros a Japón. Por lo tanto, compramos tres billetes de avión Lima-Houston-Tokio.

Descubro después de comprar mi boleto que necesito una visa para transitar por los Estados Unidos. Tengo mucha mala suerte porque este documento es obligatorio sólo para los ciudadanos suizos cuyo pasaporte ha sido emitido entre el 26.10.2006 y el 01.03.2010. Me lanzo a una lucha administrativa. Tengo que conseguir una visa en tres días laborables, mientras que el procedimiento ordinario tiene una duración de unas dos semanas. Finalmente será posible, gracias a las manos amigas de Suiza y Perú, mientras declare mi viaje como una "competencia deportiva".

Esta experiencia me costó 160 dólares y una gran cantidad de energía. También me hizo darme cuenta, mientras charlaba con numerosos peruanos, cuan fácil es viajar con un pasaporte con la cruz blanca. Ya que, los peruanos deben presentarse en la embajada con todo tipo de documentos, responder numerosas preguntas que a veces son humillantes, para escuchar finalmente a menudo que no son bienvenidos en el territorio estadounidense.
Bicicleta desmantelada (y algunas cosas adicionales) listos para el avión
Con el final de nuestro viaje en América del Sur, una parte de nuestro proyecto ha quedado atrás. Es con gran tristeza que me despido de un continente que me dio muchísimo. Me gustaría dar las gracias desde el fondo de mi corazón a cada persona que nos encontramos en nuestro camino y que hizo, cada uno a su manera, que nuestro viaje sea inolvidable. Sin la menor duda, voy a volver a América del Sur!

Ahora estamos volando a Japón, donde vamos a montar de este a oeste, desde Tokio a Osaka. Por lo cual, nosotros cambiamos de hemisferio, estación, cultura, idioma, nivel de vida ... bien, va a ser un choque violento para nosotros los viajeros en bicicleta, que estamos acostumbrados a ver los alrededores cambiar a la velocidad de nuestras pedaleadas.


Muchas gracias a Cynthia por la traducción!

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